domingo, 15 de noviembre de 2009

NIDO DE VÍBORAS

Relato presentado al Certamen TeseoIII. La pregunta a responder era: ¿Por qué lloró Medusa, la Gorgona?


Perseo se adentró cautelosamente en la guarida.

— ¡Ya esstá bien! — exclamó Safies, ondeando alrededor de sus compañeras— ¡Esta situación esss insostenible! —las demás culebras sisearon palabras de apoyo.
— ¡Ya os he dicho que NO PUEDO liberaros!

El casco de invisibilidad cumplía su función, al parecer, la Gorgona no se había percatado de su presencia.

— Ssssí que puedesss —Frodis, “la Veterana“, tomó la palabra— ¡Llevamosss demasiado tiempo en esssta miserable cueva!
— ¡Cierto! ¡Cierto! —exclamaron todas a coro— Tú elegisste esto —prosiguió— nosotrasss no. ¿Creesss que ess fácil no solo no poder salir de essta cueva, sino que no poder salir sssiquiera de tu cabeza?
— ¡Esso!¡¿Qué respondes a eso, Medussa?! —Clire y Neros estiraron sus cuerpos hasta ponerse frente a frente con la gorgona.
— ¡¿Qué yo elegí esto?! ¡¿Qué yo elegí esto?! —gritó echándolas hacia atrás de un manotazo— ¡Pedí que los hombres dejaran de acosarme para llevarme a la cama! bastante tuve con ese cabrón de Poseidón… y lo que me hizo el muy…—sus palabras se entrecortaron antes de poder proseguir— Ahora ya no me quieren llevar al catre, ahora quieren llevarme a la tumba. ¡¿En serio creéis que yo pedí esto?!

La vil criatura gritaba y se movía de un lado a otro. Seguramente le había descubierto y trataba de llamar su atención para petrificarle con la mirada. El Héroe, que estaba preparado para la ocasión, la observaba a través del resplandeciente escudo de Atenea.

— ¡Puess sí! —respondió Safies elevándose sobre las demás— tú pedisste esto, y por culpa de “tu dessseo” nos negaste la possibilidad de vivir como lo que somoss: Ssserpientess. No podemos cazar, pues conviertess en piedra a todo sser viviente , ni podemoss ondear en las aguasss, pues estamos obligadass a permanecer ancladass a ti.
— ¿Y se puede saber qué queréis que haga? —replicó ella con los ojos enfurecidos.
— ¡Nada! —alegaron todas al unísono.
— ¿Nada? Entonces, ¿se puede saber de qué os quejáis?
Frodis serpenteó hasta asomar su cabeza por el oído de la gorgona.
— Nada ssignifica nada. Sshhh, essscucha.

Medusa prestó atención. Unos silenciosos pasos se acercaban hacia ella. Entonces comprendió a que se referían cuando decían “nada”.

— Liberanosss y libérate a ti missma. Cierra loss ojosss, desscansa…

Algo sucedió: inesperadamente, la gorgona cayó sumergida en un profundo sueño. Era el momento, alzó la espada de la sabiduría y la decapitó.

Ya no se escuchaban lenguas viperinas. Desde los reinos oníricos se contemplaba a si misma por primera vez. El monstruo que era, que había elegido ser, se hallaba derrumbado en el suelo. Todo había sido tan rápido. Lágrimas brotaron de sus ojos vertiéndose sobre su herida. En ese momento, y de esa herida, emergió la más bella criatura que hubiera podido imaginar. Un caballo blanco dotado con blancas alas.
Las lágrimas de tristeza se convirtieron en lágrimas de felicidad al ver que algo tan hermoso había salido de ella.

— ¡Ssu muerte debía liberarnosssss! —Perseo no pudo oír los murmullos que salían de la bolsa en donde guardaba su premio; estaba hipnotizado ante el divino nacimiento de Pegaso.

jueves, 22 de octubre de 2009

Extraña Ironia

Respiras, expiras.
Y acuden a ti todos aquellos miedos de los que siempre huiste.
De un gesto brusco escondes el rostro e intentas huir a través del cristal.
Frío, transparente. A través de él todo es distinto. Decides llevarlo contigo, pero un dia sientes que te molesta. Es tu carga. Lo odias. Desearías estrellarlo contra el suelo... o el viento. ¿Cuanto hace que por su culpa no logras escuchar las melodias de los silfos? Pero lo necesitas. No puedes deshacerte de él.
Te duele, te atrapa. Se apodera de tus pesadillas...
El tiempo pasa... hace meya en tí, en tus huesos, en las noches en vela...
Se ha convertido en tu mayor miedo, pero cada dia debes hacerle frente.
Extraña ironia... te proteges de tus temores viviendo a través de ellos.

martes, 29 de septiembre de 2009

III Certamen de Microrrelatos Teseo

III Certamen de Microrrelatos Teseo


1. Este concurso se organiza a través de la página “El Multiverso & El Reto” y su foro en http://www.elmultiverso.com , así pues queda restringida su participación a todo aquel registrado en dicha página a fecha de 30 de Octubre de 2009 o anterior, y que haya posteado al menos una vez en el foro.
2. Cada autor puede presentar un máximo de dos (2) obras a concurso.
3. Cada obra ha de ser original, inédita (incluyendo Internet) y no estar pendiente de votación en otro concurso. De darse ese caso, el autor sería inmediatamente descalificado.
4. Dada la naturaleza y la filosofía de este concurso, se exige en cada edición la respuesta a una pregunta concreta, sin importar el género o la temática que se adopte para dicha respuesta. En esta edición la pregunta a responder es: “¿POR QUÉ LLORA MEDUSA, LA GORGONA?”. Tenga en cuenta el autor que la votación será popular, y se les pedirá a los votantes que valoren con gran importancia que se responda de manera satisfactoria a la pregunta. En manos del autor dejamos el riesgo que quiera correr.
5. Serán descalificadas las obras que, a juicio del organizador, sean ofensivas, discriminatorias o falten al respeto al concurso, a los autores presentados o a la página que lo aloja. Se considerará en cada caso la expulsión inmediata y permanente del foro del autor que incurra en estos hechos.
6. La obra debe tener una extensión no superior a quinientas (500) palabras, sin incluir el título o la firma. Citas textuales de otras obras, incluyendo la fuente, sí serán incluidas en el límite de palabras.
7. La obra se presentará en formato electrónico, en un documento .doc compatible con Word 97-2003. Se presentará justificado y a doble espacio, preferiblemente en fuente Times New Roman o similar, tamaño 12. Estará precedida por un título centrado y en negrita.
8. Los originales se enviarán a la dirección: tercerteseo[a]gmail.com con el asunto: “III Concurso De Microrrelato Teseo”. La(s) obra(s) se enviará(n) en un archivo adjunto por obra presentada (preferiblemente ambas obras, de presentarse dos, en el mismo e-mail); en el cuerpo del mensaje deberán aparecer los siguientes datos: NOMBRE DEL RELATO, NICK DE USUARIO y la DIRECCIÓN DE CORREO a la que desea recibir el aviso de su victoria. La cuenta de correo será cerrada en un plazo entre una semana y un mes tras la resolución del concurso.
9. La recepción de originales comenzará el 30 de SEPTIEMBRE y terminará el 30 de OCTUBRE. Cualquier relato enviado fuera de ese plazo no será aceptado.
10. Al tratarse de una iniciativa sin ánimo de lucro, la victoria no está remunerada, aunque se hará entrega al ganador de un DIPLOMA ACREDITATIVO de su victoria.

11. El ganador adquiere el derecho y el deber de organizar en un plazo razonable (inferior a seis (6) meses y superior o igual a un (1) mes) el “IV Concurso de Microrrelato Teseo”, adquiriendo en dicho momento los deberes de: PUBLICACIÓN DE LAS BASES, como mínimo en el foro de “El Multiverso & El Reto”; ALBACEA DE LOS ORIGINALES PRESENTADOS; PUBLICACIÓN DE LOS ORIGINALES; RECEPCIÓN Y CONTAJE DE LOS VOTOS; DETERMINACIÓN DE LA PREGUNTA A RESPONDER. Aquel que no desee tales deberes, puede explicitarlo en el cuerpo del mensaje, asumiendo que, de quedar ganador, sería relegado tal honor y deber al siguiente autor cuyo relato haya sido mejor valorado por el jurado y que sí desee estos deberes.

12. El jurado de este concurso es popular. Será exclusivo de los usuarios de la página “El Multiverso & el Reto” a fecha de 30 de SEPTIEMBRE que no participen en el certamen, pero que se presten a valorar las obras presentadas a concurso, así como de los participantes del certamen, que deberán valorar obligatoriamente todos los relatos presentados. El sistema de votaciones será publicado el 1 de NOVIEMBRE, dependiendo éste del número de originales presentados. Los votos se enviarán a la misma dirección que los relatos, indicando en el asunto “Votaciones”, y en el cuerpo del mensaje los relatos escogidos, seguidos de la puntuación otorgada. El plazo de votaciones comenzará en el mismo momento en el que se publiquen los relatos, y finalizará dos semanas después (14 días). Se considera la posibilidad de aumentar el plazo dependiendo del volumen de relatos presentados. En todo caso, deberá mantenerse en secreto la autoría de los relatos hasta que finalice el plazo de votaciones. El autor que incumpla este requisito o de pistas que indiquen cual es su relato podrá ser descalificado.
13. Los autores están obligados a votar, siendo penalizados de no hacerlo restándoseles DIEZ PUNTOS del recuento final. Un autor no podrá votarse a si mismo.
14. Se estudiará la posibilidad de sacar una edición en papel con todos los relatos presentados a esta y a las anteriores ediciones a través de lulu, bubok u otra editorial de impresión bajo demanda. Por el hecho de participar el autor accede a que su obra sea publicada en una edición no exclusiva (esto significa que el autor puede seguir haciendo uso de su relato como considere conveniente) y sin ánimo de lucro, que no devengará derechos de autor. Aquél que no desee que su relato aparezca publicado deberá comunicarlo en el momento de enviarlo al concurso.
15. Todos los participantes, por el mero hecho de participar, aceptarán estas bases.
16. Cualquier circunstancia no contenida en estas bases serán resueltas por el albacea del concurso.
17. El albacea podría establecer algún colaborador de entre los usuarios de “El Multiverso & El Reto” siempre y cuando no participe en el concurso ni las votaciones o si, de hacerlo, pueda garantizarse el secreto de las autorías y la transparencia con respecto a los demás participantes.
18. El albacea desea fervientemente que se diviertan escribiendo, leyendo y votando.

28 de SEPTIEMBRE de 2009

sábado, 15 de agosto de 2009

Entre la maleza


Minirelato creado para escenarios V - ¿A que planta va?: la historia debía desarrollarse en el ascensor de un rascacielos, y debía haber alguien que incomodase a los demás. Max 250 palabras


Entre la maleza

Debo llevar el recado al Director Principal, cuyo despacho se haya en la planta 23 del rascacielos Fureti.
Aprieto el nudo de mi garganta y, con gesto desganado, me adentro en un gran ascensor junto a otras cuatro personas de mirada inexpresiva y ropajes similares a los míos.
A cada planta entran nuevos pasajeros, todos permanecemos en silencio mirando fijamente a la puerta, -como debe ser-; pero algo extraño sucede al llegar al quinceavo piso: Sube un hombre de unos treinta años, viste pantalones tejanos y carece de corbata. Más extraña que su vestimenta es la repelente sonrisa que luce de oreja a oreja mientras tiene la desfachatez de decirnos -¡Buenos Días!-. Su presencia aún se hace más insoportable en el momento en que empieza a silbar alegremente.
Los demás comenzamos a mirarnos unos a otros, sabemos lo debemos hacer, está claramente enfermo y no podemos permitir que nos contagie.
Alguien ha parado el ascensor. Ha llegado el momento.

...

El ascensor por fin se ha detenido en la planta 23; me bajo junto a otras tres personas que al igual que yo, se ausentan de toda expresión.
Atrás dejamos las huellas de nuestros zapatos, huellas manchadas de sangre.

miércoles, 17 de junio de 2009

Yurela

Martes 16 de junio, las 22:00, tres palabras, una hora, una história. Las tres palabras fueron: Luz, Dios, Héroe; por mi parte éste fué el resultado.


En tiempos antiguos la región de Yurela había lucido como una de las zonas más hermosas de las Tierras de Helas. Sus campos fértiles ofrecían a quienes los trabajasen grandes beneficios, y sus espectaculares paisajes amainaban a forasteros venidos de tierras lejanas en busca de un granito de paz. Las tabernas siempre estaban llenas de nuevas historias y el templo de nuevos discípulos. Es cierto, los tiempos antiguos habían sido maravillosos, pero hacía muchos siglos que habían llegado a su fin dejando tras ellos el rastro de la oscuridad.
Quizá el responsable fuese la maldición de un ambicioso hechicero, la furia de alguna divinidad o aquel terremoto que hizo rugir la tierra partiéndola en dos y rodeando la región de una especie de montañas fracturadas que obstaculizaban el paso de los rayos de Dai. Quizá el temblor tan solo había sido la herramienta de algo o alguien superior, alguien que quería arrastrar a Yurela al olvido y al abandono. Y durante mucho tiempo lo consiguió. Sin luz del día las tierras tomaron un aspecto salvaje y si bien no se tornaron yermas, dejaron de dar frutos comestibles. Quizá los habitantes hubieran podido conseguir provisiones del exterior, pero aquel no fue el único inconveniente… sin la llegada de los rayos de Dai, la estrella que otorgaba la vida, las personas perdían el rumbo y se desprendían de su cordura.
Ahora, Yurela, la región de las sombras, solo albergaba unos pocos descendientes fáciles de reconocer por sus pálidas pieles y sus enormes pupilas, unas pupilas que a duras penas podían permitir intuir el color de del iris que las rodeaban.

Desde su infancia, Duniem siempre había querido viajar al exterior. Sus padres nunca se lo permitieron pues la mayoría de los que se alejaban perdían la vista como castigo por dirigir su mirada a Dai, otros volvían con el cuerpo lleno de quemaduras, de otros nunca se volvió a saber… Pero Duniem ya no era un niño y sabía lo que tenía que hacer. Viajaría bajo la luz de Seil, dama de la noche, y en cuanto el tono del cielo volviese azul marino, raudo buscaría refugio. Sus padres ya no tenían derecho a impedírselo, así que cogió sus pertenencias y se echó al camino siguiendo su cometido.
A cada amenaza de amanecer, el joven tardaba mas en ocultarse, y a cada anochecer, decidía salir mas temprano de su escondite. Habían pasado dos semanas cuando sus ojos se vieron hipnotizados ante el nacimiento de Dai. Era lo mas bello que hubiera visto jamás… rezó por que algún día sus compatriotas pudiesen disfrutar de ese majestuoso espectáculo. –¡¡¡¡Dios Dai!!!! Aquel que aporta la luz y la vida a todas las regiones de las Tierras de Helas, visita a mi pueblo y permite que este se pueda bañar en la energía que otorgas a los forasteros…- Notó un temblor bajo sus pies, una parte de el creía entender lo que sucedía… debía regresar a Yurela.
El viaje de vuelta fue mucho mas breve que el que había recorrido hasta el momento… al llegar pudo observar atónito que las altas rocas que rodeaban la tierra de las sombras habían empezado a derrumbarse dejando pasar tras ellas las suaves brisas de la luz del Dios Dai.

domingo, 7 de junio de 2009

primera parte de algo que aún no sé lo que va a ser

Relato temporalmente fuera de servicio

sábado, 6 de junio de 2009

El café del olvido -Manuel-

El café del olvido; otra novela interminada en la que se narra el dia de varios personajes que a lo largo del dia coinciden en "el café del Laurel"



La noche pasó agradable, sumergido en una nube de humo y de risas... pero ahora, a las seis de la mañana, un fría y punzante lluvia despertó a Manuel aún no saliendo el sol...
Antes de decidir levantarse intentó cubrirse con los humedecidos cartones que componían su manta. Finalmente se alzó de su lecho de piedra con los huesos doloridos por la penetrante humedad... agarró su guitarra y partió en busca de refugio; urgó en su bolsillo pudiendo alcanzar algunas monedas que sobraron del día anterior. El negocio había ido mejor que otras veces.
Se dirigió al café del Laurel, dónde comprendió que le llegaba para una copa de whisky. Sus ojos bañados en sangre alcanzaban a ver los rostros de aquellas gentes que iban a trabajar. Un joven vendedor de agradable sonrisa le recordaba que en algún pasado había llevado una vida mejor... recordó aquel hijo que nunca nació y aquella mujer con la que jamás se casó. Despertó se sus fantasías ante la mirada furtiva de la camarera, a veces le miraba con desprecio, a veces con lástima y comprensión, y otras con simple e inocente curiosidad. Dio un trago a su copa y siguió meditando sobre miradas y expresiones... a sus cuarenta y nueve años aún no había bañado todas sus neuronas en alcohol, y si de algo sabía Manuel, era de sentimientos... pues ellos le habían dado y robado la vida, y a estas alturas, junto a su guitarra y a su dañada voz, componían su única riqueza.

El bar se había quedado vacío por unos instantes, solo quedaban en él la camarera y un hombre que no cesaba de alimentar la máquina tragaperras. Sintió lástima por él... A su mente acudía el recuerdo de su difunto padre como aquel que enfocaba su turbia mirada... No alcanzaba a recordar nada más... Eran la ocho menos cuarto y pronto llegaría un tren cargado de posibles clientes. Abrazó su guitarra, su fiel aliada, y se dirigió con ella a la boca de la estación cruzando aquellas escaleras que bien podían ascender al cielo o descender al infierno. La desnudó y la acarició llenando de melodías cada rincón.
Y allí tocó, y tocó... y cantó canciones de soledad.
Algunas personas le dejaban monedas con aires de desprecio... pero a Manuel eso no le importaba, él vivía y moría por sus canción. Ésta le transportaba a un mundo de éxtasis del cual él era el único dueño. Y hubiera seguido allí, en su trono, si un policía malhumorado no le hubiese obligado a abandonar su mundo de notas y melodías.
El tiempo había pasado ligero y el reloj marcaba las doce y media, había conseguido reunir casi nueve euros... más que suficiente.
De nuevo se dirigió al laurel dónde pudo saborear un Jack Daniel's con cola mientras nuevamente se sumergía en su melancolía. El trajín de la gente que entraba y salía para comer le animó a acompañarse de unas olivas; hacía muchos años que sus tripas habían dejado de rugir, pero de tanto en tanto, se obligaba a si mismo a tomar cualquier cosa.
Consiguió evadir las penas implicándose en la conversación que mantenía Pepe con la camarera, Yolanda. Pepe era un cincuentón al cual la vida le había brindado grandes posibilidades. Su pasado en la cárcel por traficante había finalizado y ahora se daba a todos los vicios, aún así parecía no agotársele el dinero y siempre combatía la pena con una sonrisa y una cerveza.
A veces, cuando había tomado demasiado, se volvía desagradable, pero era de buen corazón y no tenía reparo en ayudar a aquellos que en algún momento dado le pudieran necesitar. Así fue como aquel día Manuel pudo disfrutar de una estupenda paella seguida de un carajillo de whisky y un estupendo fáreas.
Dejó pasar las horas antes de volver a tocar. Esta vez paseó hasta las rambla, buscó un lugar agradable y volvió a hacer sonar su guitarra.
Por la tarde el ambiente era muy diferente... la suave llovizna no impedía que la calle se llenara de jóvenes, muchos de los cuales se acercaban a insultarle, otros muchos se limitaban a ignorarle... pero algunos pocos se acercaban a escucharle... entre ellos se encontraba Rubén, un joven de apariencia desaliñada que sentía gran admiración por el vagabundo. Los veinteañeros solían dejar poco dinero, pero Manuel disfrutaba solo con ver que les gustaba su música.
El rato pasaba volando y poco a poco la rambla se iba vaciando de transeúntes hasta quedarse completamente desértica. Entonces, el músico repitió su ritual de todas las noches, aún le quedaba una ración de chocolate que mezcló suavemente con uno de los cigarros con que Pepe le había obsequiado. Se lo llevó a los labios y lo encendió.
Aquel jueves estaba especialmente cansado y tras hablar alegremente con sus compañeros inexistentes no pudo evitar dejar caer sus párpados y sumergirse en el mundo de los sueños. Un trueno le despertó a las cuatro de la madrugada y nuevamente, el cielo volvió a romper en irada lluvia. Manuel se puso rápidamente en pié, completamente empapado, y se disponía a callejear cuando advirtió la ausencia de su guitarra, ella y la funda con el dinero habían desaparecido. Lloró como un niño, gritó de desesperación... finalmente había perdido cuanto tenía.
Manuel siempre había odiado la soledad, pero su fiel aliada le había hecho amarla. Manuel nunca había tocado en un concierto, jamás había grabado un disco, nadie tarareaba sus canciones, pero pocas melodías eran tan sinceras y profundas como las que emanaban de sus dedos al frotar las cuerdas de su guitarra. Cesó el llanto y sonrió... Caminó con pasos lentos y torpes luchando contra la violenta tormenta hasta salir de la ciudad y llegar a un barranco de la periferia.
Su cuerpo de confundió con el viento, cayó suave y certeramente... el último soplo huyó antes de que tocara el suelo y su sangre se confundiese con el lodo.
Al alba, unos caminantes hayaron su cuerpo... nadie reclamó por él... nadie.